jueves, 14 de enero de 2010

Marrakech (7)


La ciudad de Marrakech, conocida también como La Perla del Sur, se ha convertido en un fantástico destino para muchos turistas y en fuente de inspiración pars muchos escritores y escritoras.
Antes de partir es necesario informarse y no sólo con una guía de viajes. Para tener unas referencias podemos leer los libros Makbara de Juan Goytisolo, Las voces de Marrakech, de Elías Canetti, El cielo protector, de Paul Bowles, La patera, de Mahi Binebine, Polen, de Mahi Binebine, Historias de Marrakesch, de Mahi Binebine, El niño de arena, de Tahar ibn Jelloun, Sueños en el umbral: memorias de una niña del harén, de Fátima Maernesi, Esperanza y otros sueños, de Laila Lalami o Una infancia en Marrakech, de Esther Freud.
En cuanto al cine podemos ver El hombre que sabía demasiado, de A. Hitchcock, porque algunas escenas se rodaron en el restaurante Dar Esslam, situado en 170 Riad Zitoun Kedim, y en La Mamounia, A door to the sky (Una puerta al cielo) de Farida ibn Lyzaid (1989), El cielo protector, de Bernardo Bertolucci (1990), Les jeux secs (Los ojos secos), de Narjiss Nejjar (2003), Mémoires de détention (Memoria detenida), de Jilali Ferhati (2004) o Marock, de Leila Marrakchi (2005)

miércoles, 13 de enero de 2010

Marrakech (6)


Los zocos ofrecen todo aquello que el viajero puede esperar: colores, ambientes, fragancias, olores, sonidos, comidas, alfombras, antigüedades, bisutería…
Los mercados cubiertos-qissaria están al norte de la plaza Djemaa El-Fna y alrededor del Mussée de Marrakech. El zoco de Semmarine se dedica a la venta de ropa y en las pequeñas callejuelas que lo bordean, se puede encontrar todo tipo de prendas típicas confeccionadas según los métodos tradicionales.
Pero se puede comprar directamente en el zoco de los tintoreros-sebaghine, los luthiers-kimakhine, en el de los herreros-haddadine donde las bicicletas se convierten en lámparas, los caravaneros-caravanserais, las babuchas-smata, del cuero-semmarine, los curtidores, de las aceitunas, los carpinteros, los tejedores, los cesteros…
Para relajarse al atardecer después de salir de los zocos nada mejor que acudir a un hammam. Disfrutar de un baño o un masaje es una buena opción. La mayoría tienen horarios diferentes para hombres y para mujeres, pero en algunos también es posible disfrutarlos en pareja.

martes, 12 de enero de 2010

Marrakech (5)


La ciudad roja del sur, debido al color de sus edificios, cuenta con construcciones en honor a Dios, como las mezquitas y los zaouias (santuarios). Pero entre ellas destaca la madraza (escuela coránica) de Alí Ibn Yusuf. Fundada en el s. XVI, fue en su momento la mayor del norte de África. Sigue conservando su cerámica andalusí, las cúpulas de madera cedro y sus espléndidos mosaicos. Ahora los estudiantes del Corán han ido a las madrazas de Fez, pero aquí en sus mejores días llegaron a estar 900 chicos que vivían en sus pequeñísimas 130 habitaciones y compartiendo un solo baño.
Junto a la madraza su ubica el Museo de Marrakech que acoge exposiciones de artistas actuales. El palacio ha sido remodelado pero conserva un bonito patio interior y su hamman (baño) original. Después de la independencia sirvió como colegio para niñas.
Como siempre sucede a través de la historia una cultura se impone sobre la otra y la hace desaparecer. En el caso de Marrakech, los almohades intentaron borrar todo rastro de los almorávides, pero se olvidaron de un santuario del S. XII, la ´Koub´ Ba ‘Adiyn, de arquitectura hispano-morisca, con arcos de herradura, que ahora podemos disfrutar.
Para terminar el día no hay nada mejor que tomar un té en una de las terrazas que rodean a la plaza Jemaa El Fna y cenar en algunos de sus chiringuitos. Pero cuidado con acercarse a los encantadores de serpientes, porque te ponen una cobra al cuello a la mínima.

lunes, 11 de enero de 2010

Marrakech (4)


Marrakech es una de las cuatro ciudades imperiales de Marruecos y la que ha dado nombre al país. Un lugar auténtico, en perfecto estado de conservación.
Además de la famosa plaza de Jemaa El Fna y la Kouotoubia, la ciudad tiene otras joyas arquitectónicas como las tumbas saadíes, el palacio Bahia y el museo Dar si Said.
El sultán saudí del s. XVI, Ahmed al-Mansour no reparó en gastos en su tumba. Trajo mármol de Carrara desde Italia y recubrió en oro las galerías. El sultán marcó diferencias incluso muerto, manteniendo a su lado a los príncipes en la Sala de los Tres Nichos y relegando al jardín a sus ministros, esposas y parientes, todos ellos eclipsados por el espléndido mausoleo de su madre. Décadas más tarde se tapiaron las entradas a las tumbas y permanecieron ocultas hasta que una fotografía aérea las dejó al descubierto.
El Palacio de la Bahia (palacio de la hermosa) tiene abierta sólo una pequeña parte para su visita, pero puede verse el harén, que albergó a las cuatros esposas y a 24 concubinas, así como la Corte de Honor donde los súbditos esperaban clemencia del sultán. El sultán recibía aquí a amigos europeos y torturaba enemigos marroquíes hasta que los franceses le echaron y establecieron aquí la resident-generoux del protectorado en 1911.
Después de esta vista merece la pena acercarse al barrio judío y al zoco de la especias. Allí se puede encontrar azafrán de buena calidad o agua de rosas. En las estrechas calles del ´Mellah´ algunas puertas y paredes están decoradas con estrellas de seis puntas y tienen una sinagoga.
Si seguimos entre calles para dirigirnos a la plaza Jemaa El Fna pasaremos por el Cinema Edén, donde la gente disfruta con los musicales de Bollywood. Juan Goytisolo posee una casa cercana al cine.
El museo de Dar Si Said muestra la belleza de los antiguos palacios y los riads locales creados por los maestros artesanos. Se pueden apreciar los trabajos en puertas, el patio del harén, los utensilios de cocina o los puñales con incrustaciones.
Para cerrar el día una cena en Dar Es-Salam es una buena opción. Este restaurante puede verse en la película El hombre que sabía demasiado, de Hitchcock.

viernes, 8 de enero de 2010

Marrakech (3)


Una buena opción para ver Marrakech es tomar el autobús turístico de dos pisos que hace un recorrido por los principales puntos de interés y permite subir y bajar cuando se quiera.
La ruta incluye los monumentos más importantes, la Medina, el barrio de Gueliz, la Ville Nouvelle, el jardín de la Menara y el oasis del Palmeraie.

Existe una gran preocupación por la conservación del Palmeraie, porque como dicen allí, la industria inmobiliaria que construye lujosos hoteles y villas privadas hace que las palmeras desaparezcan. Ahora hay un programa de plantación de palmeras para que se mantenga el ecosistema original. Algunos también tienen un gran interés por la promoción del turismo sostenible.
Otra posibilidad es coger un taxi, pero se debe tener en cuenta que, en primer lugar, tenemos que preguntar el precio del recorrido que vamos a hacer. Todos los taxis son de color beige, pero hay de dos tipos: petit taxi y grand taxi. Los primeros suelen estar bastante destartalados.
Un paseo en calesa es otra forma de conocer de cerca la ciudad. Pero subir en un autobús urbano es una buena experiencia. Además te llevan a Guéliz, la Medina, la Gare Routiere o al Jardín Menara. El billete cuesta 3,5 dirhams.

jueves, 7 de enero de 2010

Marrakech (2)


La Medina de Marrakech, fundada en 1070-1072 por los almorávides (1056-1147), fue durante mucho tiempo un importante centro político, económico y cultural del Occidente musulmán, con una gran influencia en todo el norte de África y Andalucía. De ese periodo datan varias edificaciones impresionantes como la mezquita de Koutoubia, la kasba, las murallas almenadas, las puertas de entrada, así como los jardines.
En medio del bullicio de la plaza Djemaa El Fna o en cualquiera de sus callejuelas se oye la llamada a la oración de los muecines, cinco veces al día, desde los alminares de las mezquitas.
El minarete de la Koutoubia, del s. XII y 70 m de altura y de estilo hispano-morisco, ha servido de modelo para otros monumentos como la Giralda de Sevilla o la Tour Hassan de Rabat.
Originalmente el alminar fue revestido con escayola rosada, pero para su restauración en 1990 decidieron dejar al descubierto la mampostería.
En la mezquita de Koutoubia sólo se permite el acceso a los musulmanes, pero los jardines son públicos.
Cuando se construyó la mezquita se establecieron allí un centenar de libreros a su alrededor, de ahí que Kouotoubia significa “vendedor de libros”. En los jardines exteriores se pude ver una excavación reciente que ha confirmado una antigua leyenda local: se dieron que cuenta que sus constructores habían edificado una mezquita que no estaba alineada con la Meca y arrasaron el lugar para construir otra.
En lo alto del alminar hay tres bolas de cobre, las originales eran de oro puro y habían sido donadas por la madre de un sultán en penitencia por comer de día durante el Ramadán.

miércoles, 6 de enero de 2010

Marrakech (1)


Llegar a Marrakech es como viajar a otro tiempo. La famosa plaza de Djemaa El Fna ofrece todo tipo de espectáculos, tanto de noche como de día. Debemos tener cuidado con las motos y los carros de burros o caballos.
La función empieza a las nueve de la mañana y hay sesión continua hasta las dos de la madrugada. Los chiringuitos de la plaza se montan y desmontan todos los días para que el servicio limpieza haga su trabajo.
Primero aparecen los carros de los vendedores de zumos y los de dátiles y frutos secos. También se acercan las primeras mujeres, con sus sombrillas, para hacer tatuajes de henna y los vendedores de agua.
A continuación vienen los encantadores de serpientes, los que tienen monos amaestrados para sacarse fotos con los turistas, los narradores de cuentos, los saltimbanquis, los boxeadores, los músicos gnaoua con sus tambores y castañuelas, los artistas de teatro callejero, los curanderos, los astrólogos o los que con unas simples cañas y por unos pocos dirhams ofrecen la posibilidad de encajar unos aros en los cuellos de las botellas de agua o limonada, como antes se hacía en las barracas de feria.
Al atardecer, los puestos de comida empiezan a funcionar y la gente acude a comer sabrosas ensaladas, cordero, pollo, pescado, cuscús o caracoles.
Para terminar podemos tomar un café o un té a la menta en los cafés que dan a la plaza. Por cierto, quería ir al Café Matech, donde Juan Goytisolo (Makbara) tomaba café cuando vive en Marrakech, pero lamentablemente ha desaparecido y en su lugar ahora hay una tienda de ropa y objetos artesanales.
La ciudad imperial de Marrakech ofrece un patrimonio fantástico para disfrutarlo en unos pocos días y la UNESCO declaró Djemaa El Fna patrimonio de la Humanidad en 2001.

Nueva Zelanda. Isla Sur (11)

Antes de ir al aeropuerto de Christchurch, donde finalizamos este fantástico viaje por Nueva Zelanda, nos dirigimos a Akaroa. El puerto de A...