Bilbao conserva entre sus calles el
recuerdo de los paseos del niño Miguel de Unamuno. En esta soleada mañana, CEPA
Erandio ha realizado un recorrido por uno de los lugares por donde paseaba de
niño el escritor y filósofo bilbaino más universal.
Comenzamos nuestro itinerario en el Casco
Viejo en la plaza que lleva su
nombre para ver la escultura de su cabeza sobre la columna, que realizó el
escultor Victoriano Macho.
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Su vida bilbaina transcurrió entre las
calles Ronda, Sombrerería, Plaza Nueva, Matadero o Banco de España, Correos y
la de La Cruz donde vivió durante su infancia, adolescencia y juventud. Enfrente de
su casa está la imponente iglesia de los Santos Juanes. En la actual plaza
Unamuno estaba el Instituto Vizcaino, en el que cursó el Bachillerato. Próximas
están las calzadas de Mallona, por donde subía el niño Miguel al cementerio
donde estaba enterrado su padre.
Unamuno, durante su niñez, pasaba los
veranos en casa de su abuela “en la anteiglesia de Deusto” antes de su anexión
a la villa en 1924. Pero uno de los recorridos que más le gustaba era el paseo de
“Los Caños”.
Unamuno escribía de esta época que “cuando
quiero ver la poseía de algo del Bilbao viejo, me hago niño por un momento para
mirarlos con ojos infantiles”.
Unamuno estudió Filosofía y Letras en
Madrid y a los 26 años se trasladó a Salamanca. En 1891 se casa con Concha
Lizárraga, de la que estaba enamorado desde niño. Pasa los meses invernales
dedicado a la preparación de unas oposiciones para una cátedra de Griego en la
universidad de Salamanca, la cual obtiene. En 1901 es nombrado rector de la misma. Lleva una intensa vida política desde sus
simpatías por la ideología socialista hasta la justificación del levantamiento
de Franco contra el poder establecido. De aquellos momentos queda su
enfrentamiento con el general Millán Astray, donde le dijo: “Venceréis, pero
no convenceréis”.
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