La llegada del solsticio de verano reúne unas
tradiciones que se siguen manteniendo en nuestro entorno de Urdaibai.
Tradicionalmente las hierbas y las flores han sido utilizadas en todas las
culturas por sus propiedades mágicas y medicinales para remediar cualquier mal.
La elección de los ramos de San Juan, que se
mantienen durante todo el año en la entrada de las casas o sobre los quicios de
puertas y ventanas, es una combinación de plantas que constituyen un escudo
frente a los malos espíritus.
Se recogen las plantas, se hacen los ramos y
antes de las hogueras, se colocan en los lugares elegidos, donde hay que
dejarlas todo el año, ya que el ramo viejo, ya seco, es el que se quemará en la
hoguera.
En este caso son ramas de fresno, hierbas de cola
de caballo, tallos de lino, hojas de parra, orquídeas silvestres, flores de buganvillas
y hierba común.
Desde la Antigüedad, el fresno (lizarra) era
el árbol sagrado y en el País Vasco se siguen colocando sus ramas en las puertas
de muchos caseríos para proteger a los que allí habitan, así como para
ahuyentar los rayos.
Otro rito entre los pueblos de la comarca de
Urdaibai, era sacar a los animales al amanecer al campo, para que fueran
bautizados por el rocío de la madrugada y beneficiarse de sus bondades mágicas.
Además la tierra es abonada con las cenizas de la hoguera de la noche anterior.
Según recoge la enciclopedia Auñamendi, a este día y al santo, festejado por la Iglesia el 24
de junio, van ligadas numerosas creencias y ritos, de los que no pocos son
reminiscencias de antiguas fiestas y cultos solsticiales. Es un conjunto
abigarrado de materiales -dichos, símbolos, mitos y observancias- en el que unos
elementos se refieren a fuentes del país y otros a rociadas de mañana de San
Juan, a bosques, a árboles, a hierbas, a flores, a sembrados, a fogatas, etc.
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