lunes, 20 de enero de 2020

El legado de Blas de Otero se queda en Blibao

La villa de Bilbao fue su cuna, que odió y amó a partes iguales, y que extrañó hasta la médula durante sus viajes. «Bilbao soy yo de cuerpo entero», dejó escrito. Ahora, el legado de Blas de Otero (1916-1979), uno de los mejores poetas de la segunda mitad del siglo XX, se quedará para siempre en la ciudad a la que dedicara tantos versos. La ciudad que consideraba «llena de iglesias y casas públicas, donde el hombre es harto y el hambre se reparte a manos llenas, plagada de adulterios e indulgencias» ya perdió la biblioteca de Miguel de Unamuno, a quien vio nacer pero quien quedó prendado de la bella Salamanca. Por eso, en diciembre, el Ayuntamiento ratificó un pacto de vital importancia para la ciudad. La viuda de Blas de Otero, Sabina de la Cruz, decidió ceder a la Fundación todos sus fondos bibliográficos y los derechos de autor del poeta, que se encargará de su promoción, difusión y gestión durante 30 años a partir de su fallecimiento. Después, todo este legado de valor incalculable será patrimonio municipal.

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