La Oliva conoció su máximo esplendor durante la Edad Media, época en la que gozó de muchas posesiones y rentas saneadas. El monasterio fue abandonado en el s. XIX a consecuencia del saqueo que sufrió durante la guerra de la Independencia por parte francesa, y a la Desamortización de Mendizabal de 1835, pero en 1926 se reanudó la vida monástica.
Situado a dos kilómetros de Carcastillo, a orillas del río Aragón y en medio de una explanada sin apenas vegetación, se levanta el complejo de edificios medievales que forman el monasterio cisterciense de La Oliva. Su nombre tiene mucho de leyenda ya que, según cuenta la tradición popular, un rey navarro, en su lucha contra los árabes, resultó herido y fue a morir al pie de un acebuche. En el lugar del olivo silvestre se construyó el monasterio de La Oliva, fundado en 1149 por la orden del Císter. La entrada se realiza bajo un profundo arco apuntado a cuyos lados se conservan restos de la antigua muralla del siglo XII.Además de la riqueza artística, existe la oportunidad de asistir diariamente, a las liturgias cantadas por los monjes, las cuales se celebran a las 4:30 (Rezos); 7:00 (Eucaristía); 8:15 (Tercia); 12:45 (Sexta); 15:10 (Dona); 18:30 (Vísperas) y 20:45 (Completas y Salve).El monasterio cuenta con hospedería en la que puede alojarse cualquier visitante.
Dispone también de viñedos y bodegas bajo la marca Monasterio de La Oliva que comercializa vinos tintos (reserva, crianza y jóvenes), rosado, vino de licor y vino para celebrar misa. Todos, salvo el licor, están amparados por la Denominación Origen Navarra y pueden adquirirse en la tienda del monasterio.