Escultura a Antonio Trueba
Escritor, poeta y periodista, a los 15 años marchó a
Madrid, para evitar la primera Guerra Carlista. Autodidacta y conocedor de los
autores románticos, la producción de Trueba es
amplia y abarca desde la lírica Libro de Cantares (1852), hasta la
novela histórica Paloma y halcones (1865) y la novela costumbrista (El
gabán y la chaqueta (1872), pero destacó sobre todo en la narrativa corta
cuando refleja la vida rural del País Vasco
y de Castilla de la época, escenarios habituales de sus historias.
Tuvo una gran actividad literaria y periodística y, en
1862, fue proclamado Cronista y Archivero del Señorío por las Juntas Generales
de Bizkaia y se trasladó a Bilbao.
Por defender el Fuero fue acusado de simpatía hacia el
carlismo, marchó de nuevo a Madrid y tras el paréntesis de la segunda
carlistada volvió desarrollando una gran actividad literaria y llegando a ser
director de “El Noticiero Bilbaíno”.
Fue nombrado Padre de la Provincia y con fondos
recaudados entre vascos de América y de Bizkaia, el artista valenciano Mariano
Benlliure levantó un monumento que se encuentra en la actualidad en los
jardines de Albia. El pedestal fue obra de Severiano Achúcarro.
La inauguración se celebró el 10 de noviembre de 1895
En la escultura,
el ilustre escritor se nos presenta a tamaño natural, sentado y sosteniendo, en
su mano izquierda, un cuaderno abierto y, en la derecha, un lápiz. Como modelo
actuó el propio padre de Benlliure. Gracias a esta obra, Benlliure obtuvo la
medalla de honor en la Exposición de Bellas Artes, de Madrid, del año 1895.
En un
principio, Trueba, que estaba ubicado en el centro de los jardines de Albia,
miraba hacia la Alameda de Mazarredo (Unamuno escribe “mirando hacia el hogar
de Mari-Santa; otros dicen que mirando hacia Galdames) y, a finales de los años
80, varió su posición y de ubicación, mirando hacia los jardines de Albia.