Ayer se celebró en la biblioteca de
Bidebarrieta el homenaje anual al poeta bilbaino Blas de Otero (Bilbao, 15 de
marzo de 1916 – Madrid, 29 de junio de 1979). En esta ocasión con un recital
del grupo Los Goliardos, que interpretaron obras de Otero, así como poemas de
otros autores como Rafael Alberti, Antonio Machado, Federico García Lorca y
Miguel Hernández.
La apertura del acto comenzó con una
introducción de Sabina de la Cruz, Presidenta de la Fundación Blas de Otero,
que glosó la vida del autor. También anunció la próxima publicación de las
obras completas del poeta bilbaíno y nos
leyó un poema inédito escrito en su casa de Orozko. Este pueblo a los pies del
Gorbea es el lugar en el que Blas pasaba los veranos y donde su familia materna
tenía la casa-palacio Ugarte.
En sus 63 años de vida residió en ciudades
como Madrid o París, visitó países socialistas como la Unión Soviética y China
e incluso vivió tres años en Cuba.
En cuanto a su obra destaca la trayectoria
entre lo religioso y los social con Cántico
espiritual (1947). A éste siguen Ángel
fieramente humano y Redoble de
conciencia, que se integraron al conocidísimo Ancia. El lenguaje de Otero, sometido a forma métricas rígidas, en
ocasiones hace brillar una expresión crispada, de encabalgamiento de abruptos.
Ha escrito además: Pido la paz y la
palabra (1955), En castellano, A la
inmensa mayoría, Esto no es un libro, que trata de España y las prosas Historia fingidas y verdaderas (1970).
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