El pasado lunes CEPA Erandio organizó una
salida cultural para conocer el entorno bilbaíno en el que vivió parte de su
vida el escritor vizcaino Antonio Trueba (Montellano, aldea del concejo de
Galdames, Vizcaya, 1819-1889). Para
el alumnado erandiotarra tiene un valor especial, porque en su municipio hay
una calle con su nombre.
Bilbao conserva entre sus calles el recuerdo de poetas y novelistas que hacen más agradable la vida a sus ciudadanos. Aunque la mañana fue lluviosa, fría y gris, no restó interés a los asistentes. En esta ocasión nuestro itinerario comenzó en el número 8 de la calle Ibáñez de Bilbao, en la casa donde residió y falleció el autor. Allí vimos la placa en la que se le recuerda.
A continuación nos dirigimos a la iglesia
de San Vicente para ver el lugar donde está enterrado.
Escritor, poeta y periodista, a los 15 años marchó
a Madrid, para evitar la primera Guerra Carlista. Autodidacta y conocedor de
los autores románticos, la producción de Trueba es amplia
y abarca desde la lírica Libro de Cantares (1852), hasta la novela
histórica Paloma y halcones (1865) y la novela costumbrista (El gabán
y la chaqueta (1872), pero destacó sobre todo en la narrativa corta cuando
refleja la vida rural del País Vasco y de Castilla de
la época, escenarios habituales de sus historias.
Tuvo una gran actividad literaria y periodística y,
en 1862, fue proclamado Cronista y Archivero del Señorío por las Juntas
Generales de Bizkaia y se trasladó a Bilbao.
Por defender el Fuero fue acusado de simpatía hacia
el carlismo, marchó de nuevo a Madrid y tras el paréntesis de la segunda
carlistada volvió desarrollando una gran actividad literaria y llegando a ser
director de “El Noticiero Bilbaíno”.
Fue nombrado Padre de la Provincia y con fondos
recaudados entre vascos de América y de Bizkaia, el artista valenciano Mariano
Benlliure levantó un monumento que se encuentra en la actualidad en los
jardines de Albia. El pedestal fue obra de Severiano
Achúcarro. En un
principio, Trueba miraba hacia la Alameda de Mazarredo (Unamuno escribe
“mirando hacia el hogar de Mari-Santa) y, a finales de los años 80, varió su
posición, mirando hacia los jardines de Albia.
El Café Iruña, situado enfrente, que fue
inaugurado el 7 de julio de 1903,
ha sido testigo de centenares de acontecimientos políticos, sociales y
culturales, así como lugar de encuentro de prestigiosos poetas y escritores
vascos como Pío Baroja, Miguel de Unamuno e Indalecio Prieto.
Entre sus azulejos, sus techos
policromados, sus pinturas murales y la decoración mudéjar se han escrito
muchos versos, como los poemas del poeta Blas de Otero.
Según recoge la prensa (15-07-10), el
Ayuntamiento de Bilbao celebró el 120 aniversario de la anexión de Abando y
colocó en estos Jardines, junto al nº 1 de la Calle San Vicente y en el suelo,
una placa conmemorativa de bronce.
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