lunes, 3 de marzo de 2014

Arastuste 2014 Carnaval de Mundaka

Ayer domingo 2 de marzo se celebraron los carnavales-aratustes de Mundaka, uno de los más antiguos y genuinos del País Vasco cuyas celebraciones datan, como mínimo de 1819 según consta en el Ayuntamiento, pero es en febrero de 1861, cuando solicitaba el alcalde Domingo de Cortaeta “Licencia del Gobernador Civil de la Provincia para tener máscaras los próximos días de Carnaval”.
Muchas han sido las circunstancias por las que ha pasado el Carnaval de Mundaka desde entonces, pero durante el tiempo de prohibición de la utilización del euskera en las letras musicales que se componían para ese día, según recoge Ormaetxea portukua, “les llevó a los mundaqueses a la invención de idiomas para incluirlos en sus extraños repertorios como “Enen den Brai”, “Moja bubi tajua” con su “Rakoli”, ambas del autor y políglota local José de Gondra, entresacadas del lenguaje portugués de Macao, de los mercaderes de Calcuta y de los aborígenes de la Isla de Luzón (Filipinas), según noticias de los marinos mundaqueses residentes en aquellas tierras, y que organizadas en un todo incoherente junto al euskera local y el obligado castellano, fueron musicalmente mezcladas de semifusas y “txirloras” en el taller de luthiers y ebanistería de la familia Eguileor”.
Este año 2014 los txistularis comenzaron los actos de la “Carnestolenda” el día de la festividad de la Candelaria, el 2 de febrero, como se venía haciendo durante la primera parte del siglo XX.
El inicio de la jornada dominical comenzó a las 10h. con la kalejira de los txistularis por las calles del pueblo, en la que además de interpretar la canción “Aratuste”, también se cantó “Musu Langulem: Musu Languleme, komo lapartibu, en Euskadi no he visto un hombre como tú, zu, zu, zu Artolaba zara zu” y “Gizon bi joan ziran Gernikara: Gizon bi joan ziran Gernikara, bat jauzi zan mandopera, bestiak eiban fi, fi, fi”.
A continuación salieron los marraus, nombre que reciben los Atorras, hombres vestidos con trajes blancos, cubiertos con blusón, falda de mujer o saya (atorra), pantalón blanco, así como una funda de almohada (buruko-azal) por la cabeza y un pañuelo de colores, a las 12,30h después de misa, situándose frente a la casa de José Mari Eguileor, uno de los impulsores de esta celebración durante los años de la dictadura franquista.
Posteriormente se continuó cantando, las composiciones tradicionales de este día, como “Urra José Babil”, “Tragola-Tragola” o “Mari Manú” y también en torno a algún acontecimiento importante para el pueblo como “Maretoie”, por diferentes lugares de la preciosa villa costera vizcaina, hasta situarse en fila en el puerto y terminar, con la comida tradicional, en el Casino mundaqués.
Según cuentan en el pueblo, la inmaculada indumentaria de los marraus, fue utilizada por primera vez por el conde local Antón Erreka. Este personaje, que un día llegó a su casa un poco “tocado del ala”, se vistió sin darse cuenta las enaguas de su mujer. Como es de imaginar, tuvo que escapar de casa para librarse de los escobazos de la esposa. Los vecinos, al verle aparecer así, creyeron que se trataba de otra calaverada más de la primera autoridad local y se dispusieron a celebrar una gran romería que se ha venido celebrando hasta ahora.
Las Lamias (mujeres con trajes negros de anchas mangas, con un cordón blanco por la cintura, del que cuelgan cascabeles y maquilladas como lo debían de hacer las “lamias” que debieron habitar por los alrededores de Mundaka) comenzaron a las seis de la tarde en la plaza del Ayuntamiento con una llamativa kalejira, acompañadas de numerosos instrumentos para apoyar sus canciones y bailes. Aunque no tengan la misma antigüedad que los atorras, éstas se han convertido en un clásico del carnaval. Por cierto, entre Mundaka y Bermeo hay un lugar que se denomina Lamiaran o lugar de Lamias. Al igual que los atorras, alegran las calles de Mundaka con su música y la voz de sus gargantas.








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