La exposición El cuerpo que me lleva del artista
brasileño Ernesto Neto (Río de Janeiro, 1964) permite al espectador
experimentar con su propio cuerpo las obras de arte que han sido creadas para
la exposición e interactuar con las personas que asisten al museo.
El artista brasileño Ernesto Neto —que se
autodefine como escultor— concibe sus obras para que puedan ser atravesadas,
habitadas, sentidas e, incluso, olidas.
Neto afirma: "Lo que tenemos en
común es más importante que lo que nos hace diferentes. Me interesa discutir la
situación de la humanidad, la temperatura de las cosas que vivimos. El tránsito
de las cosas. El lenguaje". Por ello, investiga los aspectos comunes
de las relaciones humanas a través de esculturas que apelan a la sensualidad,
la corporalidad y la reflexión.
Según los organizadores de la muestra de
Bilbao, la exposición se desarrolla en estrecha colaboración con el artista y
se concibe como un recorrido de alta densidad que permite vivir toda la esencia
de su trabajo; una experiencia de olor, color, emoción y lenguaje, de
acontecimientos sensoriales. Para Neto, una exposición es un lugar para la
poesía donde el visitante puede escaparse de lo cotidiano: "Todo el
tiempo recibimos información, pero quiero que aquí se deje de pensar. Que nos
refugiemos en el arte. Pienso que no pensar es bueno, es respirar de la
vida". El viaje comienza en el Atrio del Museo, que está presidido por
una gran obra suspendida del techo, y continúa en las ocho salas de la segunda
planta. Cada sala ofrece al espectador una experiencia distinta y requiere un
ritmo diferente para la contemplación o interacción.
Añaden que Ernesto Neto es uno de los
artistas más destacados de Brasil. Sus sugerentes esculturas son como hábitats.
Al adentrarnos en ellas, nos sumergimos en un mundo sensorial. Desde que en
1995 comenzara a exhibir sus esculturas en el circuito artístico internacional,
su arte ha formado parte de las principales exposiciones en galerías y museos
de todo el mundo.
La exposición permanecerá abierta hasta el 18
de mayo en la pinacoteca bilbaina.
(Fot. Museo Guggenheim)
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