jueves, 8 de noviembre de 2018

Puente de la Merced


Bilbao y su puente de la buena suerte
Cuenta una antigua leyenda que circulaba durante la Edad Media en la Villa de Bilbao, por el año 1400, que por aquella época existían unos seres alados que vivían en las zonas boscosas del actual barrio de San Francisco y que de vez en cuando hacían incursiones entre las orillas del antiguo poblado de Bilbao La Vieja, los arenales y las calles de la nueva Villa de Bilbao, que se había fundado en 1300, en las tierras donde estos seres vivían desde hacía mucho tiempo.
Según decían las gentes de Bilbao, estos seres, “que no se sabía si eran machos o hembras, siempre estaban en pareja y se acercaban a quienes estaban solos o desamparados. Y cuando les rozaban con su pecho, o su lomo, o cualquier otra de las partes de su cuerpo, transformaban el ánimo de las personas, que en un momento pasaban a sentirse más afortunadas y queridas, y así encontraban amor y suerte en la vida. Y no tardaban en tener gran alegría de vivir, y encontraban pareja, y los que ya la tenían, la conservaban hasta el fin de sus días”.
Muchos siglos después, el ingeniero que diseñó el Puente de La Merced, recuperó a los seres alados de la leyenda y puso ocho farolas de fundición, con dieciséis seres alados, dispuestos en parejas, a los dos lados del puente, que nos miran cuando pasamos...
La leyenda dice que si tocas su pecho o su lomo con una caricia, te beneficiarás de su protección en el amor y la buena suerte. Fuente: bilbaohistoriko.org


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