En la carretera costera de Bermeo a Bakio se encuentra situada la Ermita de San Pelayo. Durante los siglos XI-XII los habitantes de Bakio vivían diseminados en varios núcleos asentados a media ladera, para aprovechar al máximo los recursos ganaderos de los montes y los agrícolas del valle. Las ermitas de los distintos barrios se ubicaron también en estas zonas de pendiente, proporcionando a la población alejada de la iglesia parroquial, un centro de reunión y espiritualidad.
La ermita de San Pelayo fue construida en un estilo marcadamente románico de líneas severas y puras, que ha perdurado prácticamente íntegro a lo largo de los siglos.
San Pelayo mantiene completa e intacta su planta original de una sola nave y ábside abovedado, y su torre es la única conservada del románico en toda Bizkaia. Además de San Pelayo se puede visitar en Bakio la ermita de San Martín en Zubiaur, Santa Úrsula y Santa Catalina en Urkizaur, San Esteban en Azeretxo y San Cristóbal en Bentalde.
La ermita de San Pelayo fue construida en un estilo marcadamente románico de líneas severas y puras, que ha perdurado prácticamente íntegro a lo largo de los siglos.
San Pelayo mantiene completa e intacta su planta original de una sola nave y ábside abovedado, y su torre es la única conservada del románico en toda Bizkaia. Además de San Pelayo se puede visitar en Bakio la ermita de San Martín en Zubiaur, Santa Úrsula y Santa Catalina en Urkizaur, San Esteban en Azeretxo y San Cristóbal en Bentalde.
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