sábado, 17 de agosto de 2013

De Mundaka a Elantxobe



De viaje por Urdaibai (16)

De Mundaka a Elantxobe

En esta ocasión salimos desde Mundaka hacia la playa de Laida en la embarcación que cruza a diario la ría de Urdaibai, uno de los enclaves naturales más valiosos de Bizkaia. La ría despierta entre perezosas nieblas y una pequeña bandada de chillonas gaviotas nos acompaña durante el trayecto hasta el arenal.
Los viajeros habituales comentan las incidencias del día anterior durante el trayecto hasta que desembarcamos. En algún momento me ha parecido estar en otro tiempo, cuando las pequeñas txalupas subían con sus transportes hasta Gernika.
La mañana ha despejado cuando empiezo a subir hacia el barrio de Antzoras. Desde un pequeño mirador sobre la playa veo enfrente Mundaka, a la derecha la isla de Ízaro y a mis pies el sistema dunar de Laida.
En la zona de la playa de Laida que queda por encina de los movimientos de la marea existe un sistema dunar, actualmente en proceso de regeneración desde 1999 (el original despareció alrededor de los años 60), que funciona como almacén temporal de sedimentos, evita la erosión de la playa y alberga una enorme variedad de especies de gran importancia ambiental. La vegetación existente fija la arena y ayuda a la estabilidad de la playa. Sin embargo, todos los ambientes dunares del Cantábrico están en recesión, según los expertos, por el cambio climático y el aumento de la frecuencia e intensidad de los temporales.
En la desembocadura del río Oka de la denominada ría de Mundaka se mezclan las aguas dulces del río con las aguas saladas que la marea introduce en cada uno de los ciclos, así la naturaleza crea uno de los ecosistemas más ricos y productivos de la tierra.
La titularidad de la isla de Ízaro fue motivo de disputa entre Mundaka y Bermeo que quedó resuelta con la victoria en una regata por parte de la trainera bermeana. Desde aquí se ven todavía los muros del monasterio franciscano fundado en 1422. Tras tres siglos de supervivencia en tan inhóspito lugar, que recibió visitas tanto de personajes ilustres como de corsarios, la comunidad monacal lo abandonó trasladándose a Forua. Ahora centenares de gaviotas tienen allí sus nidos y en invierno es lugar de descanso para muchas otras aves.
Pero toda la ría supone un refugio ideal para las aves acuáticas en su proceso migratorio entre el norte de Europa y África. El cormorán, la garza real, el martín pescador, el zarapito, el colimbro grande, el paíño común, la gaviota y la espátula son sus más asiduos visitantes, que utilizan las marismas como lugar de descanso e invernada.
En el medio terrestre, destacan el zorro, el jabalí, el corzo, la garduña, el erizo y la gineta.
Seguimos el camino, pero nos desviamos a mano derecha hacia Gametxo. Desde aquí disfrutaremos de unas preciosas vistas sobre todo el estuario. A continuación y en dirección hacia el barrio de Akorda, entraremos en uno de los ecosistemas más singulares y frágiles de Urdaibai: el encinar cantábrico. Cubre extensas superficies de sus montes costeros. Aunque la encina es la especie dominante, también se dan el madroño, el laurel, el castaño, el eucalipto, el pino y diversas enredaderas y trepadoras que forman un sotobosque muy cerrado. Tradicionalmente estos bosques han sido aprovechados para leña y la producción de carbón vegetal. Pero en la actualidad estas labores se han abandonado.
Al llegar a Akorda suenan las campanas del reloj de la iglesia parroquial que marcan las once la mañana. Tomamos un pequeño refrigerio y seguimos la carretera descendente hacia Ibarrengelu. Una vez en el cruce giraremos hacia la izquierda en dirección a la Laga, pero a la altura del depósito de aguas cogeremos una desviación hacia la derecha que nos lleva hacia el cementerio de Elantxobe.
Después de una exigente ascensión entre pinos y eucaliptos por un camino de cemento, la vista hacia el mar y a Ogoño nos compensa del esfuerzo realizado. En días claros se divisa la costa guipuzcoana.
Tras el descanso reglamentario, el aroma a salitre nos conduce entre calles empedradas hacia el puerto donde tomamos un relajante baño en su piscina de agua salada.

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