Según informna ACNUR, mujeres como éstas, tuvieron que caminar 240 kilómetros cargando con sus hijos para huir y no morir o ser violadas en República Democrática del Congo a manos de un grupo rebelde armado. Cuando llegaron a los campamentos de refugiados de Tanzania, afrontaron el parto de sus hijos exhaustos y en un estado de desnutrición crónica. Aún no saben dónde están sus maridos ni el resto de su familia; ni siquiera si están vivos. Gracias a su valor y a la asistencia de ACNUR pudieron sobrevivir. Ahora, necesitan trabajar para vivir.
Son mujeres refugiadas que han tenido que dejarlo todo atrás para salvar sus vidas y las de sus hijos. Son mujeres que afrontan las cuestiones del trabajo, el sustento, la maternidad y la educación en un entorno impredecible, hostil e inseguro.
(Fotografía: ACNUR)
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