Un buen lugar para descansar durante estos días de Semana Santa es el Parque Natural del Cabo de Gata-Níjar en la provincia de Almería.
Para los habituales del Parque no necesito describir las bellezas naturales de las que se puede disfrutar, como los paseos por el campo o los baños de sol en las solitarias playas del Campo de los Genoveses. Pero en esta ocasión he tomado estos apuntes sobre su origen elaborados por la Asociación de Amigos del Parque.
La sierra de Cabo de Gata es, en origen, la parte emergida de una enorme cadena volcánica que discurre entre esta costa y la isla de Alborán. La erosión sobre sus lavas y cenizas ha ido modelando estos sorprendentes paisajes durante millones de años.Todas las referencias antiguas al Cabo de Gata, que da nombre al Parque, parecen dirigirse al cerro de la Testa y no al pequeño promontorio donde se asienta el actual faro del mismo nombre. El Cabo fue conocido entre los navegantes fenicios como Promontorio Charidemo; después, dice la leyenda, que los griegos construyeron, en el mismo Cabo, un templo dedicado a Afrodita en el que se tenían encendidos fuegos perpetuos; más tarde, fue conocido por los romanos como Promontorio de Venus, y en la Edad Media tomó el nombre de Cabo de Ágatas, del que deriva su actual nombre.
Los romanos tuvieron algunos asentamientos en esta zona, dedicados a la pesca de atún en almadrabas y a los salazones, así como a la extracción de minerales. En la zona de Carboneras existieron explotaciones dedicadas a la fabricación de carbón vegetal, que le dieron nombre al pueblo.
Posteriormente, los musulmanes se dedicaron a la agricultura en las zonas más fértiles, poblando algunas cortijadas y pequeñas aldeas, sobre todo en el interior, a orillas de las ramblas. El litoral permaneció poco poblado a causa de la piratería.
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