martes, 21 de enero de 2014

Kenia (6)

Masai Mara

La Reserva Nacional de Masai Mara (320 km2) es una de las señas de identidad keniata. Sus suaves colinas, tapizadas por praderas, las aguas chocolateadas del río Mara en las que retozan los hipopótamos, así como la rica diversidad de vida salvaje, albergan una rica densidad de fauna salvaje en total libertad que comparten territorio con los rebaños de cabras y vacas de los pastores masai.
Es fácil ver manadas de felinos, como los leones, acechando a sus piezas, y también abundan los guepardos, leopardos, elefantes, gacelas, jirafas, impalas, ñus, búfalos, monos y aves que evocan películas como "Memorias de África" o "Mogambo".
Entre los antílopes destacan la gacela Thomson. El río Mara, que acoge colonias de cocodrilos e hipopótamos, atraviesa la reserva de norte a sur.
El río Mara, la columna vertebral de la reserva, lo atraviesa de norte a sur para continuar su camino hacia el oeste hasta el lago Victoria, a través del parque tanzano. Este cauce es la barrera natural que deben atravesar cada año los grandes rebaños migratorios de ñus, cebras y antílopes que se desplazan entre ambos parques. Más de un millón de ñus y 200.000 cebras se desplazan en busca de los mejores pastos, encontrando en su camino el río atestado de cocodrilos.
Cuando los rebaños vadean la corriente del río Mara, desde Serengueti en Tanzania, entre los meses de junio y septiembre, muchos animales mueren aplastados o ahogados y dejan sus huesos en las orillas del Mara.
Por otro lado, durante la estancia en Masai Mara es posible dar un paseo a pie, acompañado por hombres masais, por algún bosque de la reserva y visitar su poblado para conocer la forma de vida, junto con sus rebaños, y algunas de las tradiciones que mantienen.
La reserva, inaugurada en 1961, se encuentra a 270 km de Nairobi y se localiza al oeste del Rift Valley (Gran Falla del Rift, la herida abierta por un cataclismo desatado hace 35 millones de años) y es la continuación natural de las llanuras del Serengueti, en Tanzania.

El Valle del Rift
Desde el Mar Muerto hasta Mozambique se extiende esta falla que divide al país en dos, desde el lago Turkana al norte hasta el lago Maggadi, junto a la frontera con Tanzania. Su zona central son los Highlanads, que alcanzan los 1.829 metros de altura. Forma algunos de los más bellos lagos del planeta, como el Nakuru o Naivasha y la mayoría de los volcanes que se formaron en el interior y en sus cercanías están extinguidos desde hace millones de años han dejado cráteres calderas, islas medio sumergidas e infinidad de montañas que determinan su paisaje.
Sus habitantes son los masai y los miles de flamencos que encuentran un paraíso en la mayoría de los lagos, que son de aguas alcalinas.

Los Masai, cultura ancestral
Cuenta la tradición masai que al principio de todo, Ngai, esposo de la luna y creador de todas las cosas, cuya residencia es el sagrado Kilimanjaro, hizo a los masais. Después dio vida al ganado vacuno para que les sirviera de alimento. Así comenzó su mundo y por esto aman sobre todas las cosas a sus rebaños.

Llegaron desde el Nilo durante los siglos XVII y XVIII y terminaron convirtiéndose en una élite militar que dominaba todos las pastizales del valle del Rift. Hoy cerca de medio millón de masais viven repartidos entre Kenia y Tanzania. No son un grupo homogéneo, sino que se dividen en doce clanes, cada uno con sus propias ceremonias y dialectos, siendo los más numerosos los purkos de Kenia y los kisongos de Tanzania.







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