México DF
México es, en sí mismo, un continente. No sólo por su extensión
y la enorme variedad de sus territorios o por la diversidad climática que a lo
largo y ancho del país es posible encontrar, sino también por la incalculable
riqueza cultural.
México limita al norte con los Estados Unidos, al sur con
Guatemala y Belice, al este con el Océano Atlántico y el Mar caribe y al oeste
con el Pacífico y el Mar de Cortés.
El Trópico de Cáncer corta al país casi por el centro y
dada su extensión de norte a sur y su especial orografía, presenta una enorme
variedad climatológica.
La ciudad de México es una fascinante
capital que seduce a sus visitantes con innumerables opciones. Es una de las
manchas urbanas más grandes del mundo (8 millones de habitantes), cuenta con 12
líneas de Metro y está dividida en 16 delegaciones y 300 colonias o barrios.
Su enormidad, sin embargo, es seductora, y
eso lo advierte quien llega de noche por avión: a sus pies, una interminable y
fascinante alfombra de luces aguarda.
Para quien visita la ciudad de México por primera vez, es
necesario saber que la mayor parte de los atractivos turísticos se concentran
en el Centro Histórico: la Plaza de la Constitución –popularmente conocida como
El Zócalo-, la imponente Catedral Metropolitana, el Palacio Nacional y la zona
arqueológica de Tenochtitlán, así como la casa Ajaraca que perteneció a Hernán
Cortés, el palacio del Arzobispado, la calle Tacuba y el edifico de Correos o
Quinta de Correos.
Si se desea pasear, una caminata de 40 minutos te llevará
al magnífico Museo Arqueológico a través del Paseo de la
Reforma, el monumento del Ángel de la Independencia y el Bosque de
Chapultepec, donde vivieron el emperador austríaco Maximiliano y Carlota.
El museo está dividido en 23 salas temáticas dedicadas a
las primeras tribus nómadas, además de a la cultura Olmeca, que floreció hace
más de tres mil años. También hay salas dedicadas a los mayas, zapotecas,
toltecas, teotihuacanos y mexicas o aztecas.
Pero antes de comenzar el viaje es necesario informarse y
leer algunos libros sobre el país. Recomiendo “Hasta no verte,
Jesús mío” de Elena Poniatowsuka, una historia basada en la vida y el
sacrificio real de una mujer oaxaqueña que luchó en la Revolución Mexicana y
que después se ganó la vida en múltiples oficios en la Ciudad de México, como
obrera, como sirvienta y como mediadora entre los vivos y los muertos viviendo
siempre en situaciones de pobreza y desencanto.
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