La Costa Blanca ofrece al viajero algunos lugares para disfrutar de la naturaleza y del medio ambiente. Uno de ellos es la Isla de Tabarca.
Es la única isla habitada de la Comunidad
Valenciana. Administrativamente está considerada como partida rural de Alicante
y contaba con 61 habitantes en 2012.
En realidad más que de una isla, se trata
de un pequeño archipiélago, compuesto, aparte de Tabarca, por los islotes La
Cantera, La Galera y la Nao. Posee una longitud aproximada de 1.800 metros y
una anchura máxima de unos 400 metros.
Sus
costas albergaron en el pasado un refugio de piratas berberiscos. En el siglo
XVIII, Carlos III ordenó fortificarla y levantar en ella un pueblo en el que
alojar a varias familias de pescadores de Génova que estaban cautivos en la
ciudad tunecina de Tabarka.
La
isla ha recibido diversas denominaciones a lo largo de la historia. En época
medieval recibió principalmente el nombre de San Pablo, durante nuestra visita
se celebraban las fiestas patronales en honor al santo, ya que según la
tradición éste fue el lugar donde desembarcó el apóstol, aunque quizás el
topónimo sea una derivación de Apolo o Palas Atenea. No obstante, también
recibía el nombre de Plana, dada su principal característica física.
Las
murallas que rodean su núcleo urbano han sido declaradas Conjunto Histórico
Artístico y Bien de Interés Cultural.
Sus
aguas son Reserva Marina del Mediterráneo desde 1986 por su excelente calidad y
por la biodiversidad de su flora y fauna.
En
la cueva del Llop Marí, se sitúa en la vertiente meridional de la isla, bajo
las murallas. Presenta dos bocas contiguas con acceso por mar y es visitable
por embarcaciones de pequeño calado, con un recorrido de 100 metros. Según la
leyenda popular es el refugio de un horrible monstruo marino, de cuerpo liso y
viscoso con boca armada de dientes de diferentes tamaños y formas, al cual
persiguen los tabarquinos por las noches.
Clima
Tabarca
goza de un clima templado, con una media anual de 17ºC, y destaca por sus aguas
transparentes, tanto en su playa de arena situada en la cara sur, como en las
calas y acantilados que bordean la isla.
Gastronomía
En
la isla podemos disfrutar de la rica gastronomía de la zona, en varios
restaurantes junto a la playa que ofrecen exquisitas especialidades, la mayoría
a base de pescados y mariscos, entre los que destacan distintas variedades de
arroces y el típico caldero.
Flora
Tabarca
alberga en sus aguas comunidades biológicas de especial riqueza, siendo además
una importante zona de cría de numerosas especies de interés pesquero. En el
fondo de Tabarca existen grandes praderas de Posidonia oceánica, productora de
gran cantidad de oxígeno, así como de algas verdes y rojas. En cuanto a la
flora, existe una antigua plantación de higos de pala cerca de la torre de San
José, y destacan los líquenes que bordean el litoral norte de la isla.
Arte e Historia
El
museo “Nueva Tabarca” está situado en el edificio de la Almadraba, un antiguo
almacén usado principalmente para la pesca del atún. El museo, fundado en 2004,
se centra en el estudio y difusión de las relaciones que las poblaciones
costeras han establecido, a través del tiempo, con su entorno natural,
exponiendo su espacio natural, terrestre y marino, junto con su conjunto
histórico.
Economía
Si
bien la economía estuvo en un principio basada en la pesca, así como en el
apoyo al destacamento militar que existía en la isla, en la actualidad la
principal actividad económica es el turismo. En los meses de verano Tabarca
puede llegar a recibir alrededor de 3.000 visitantes diarios.
Servicios
públicos
Hasta
recientemente, Tabarca se abastecía de agua mediante dos aljibes que se sitúan
en la plaza de la Carolina, así como a través de tanques que partían desde
Alicante. En la actualidad existen unos conductos que abastecen a la isla de
agua y electricidad desde la península. En el extremo este de la isla se sitúa
el cementerio parroquial.
Transportes
La
isla está comunicada por líneas regulares de catamarán con Alicante y Santa
Pola, existiendo también servicios estacionales a Guardamar del Segura y
Torrevieja. Debido a las reducidas dimensiones de isla, en su interior no
existen carreteras ni apenas tráfico de vehículos.
Lengua
Tabarca
es la única localidad del término municipal de Alicante en la que se conserva
el uso cotidiano del valenciano, ya que dado su aislamiento la sustitución
lingüística a favor del español no ha sido tan acusada como en la capital.
Es
notable el hecho de que en apenas dos años los genoveses que poblaron la isla
sustituyeran el ligur por el valenciano, y que no hayan conservado ningún
rastro de su lengua original, aparte de los apellidos. Sin embargo, la
supervivencia del dialecto alicantino en la isla está muy amenazada debido a la
acusada emigración y a la ausencia de dotaciones educativas.
Tabarca en la
literatura y el cine
El
escritor tarbení Miguel Signes Molines, que compartió cárcel con Miguel
Hernández tras la guerra civil, escribió la novela Tabarca. En ella se narra la historia de un activista político
republicano que, perseguido por el franquismo, se refugia en Tabarca.
La
obra de Signes se llevó al cine en 1996 con el título de Tabarka y, bajo la
dirección de Domingo Rodes, se rodó íntegramente en la isla.
En
1996 el autor menorquín Ponç Pons escribió la novela juvenil Memorial de
Tabarca, cuyo desenlace transcurre en la isla.
En
2012 se publicó la novela negra Dos
langostas para ti… de esta barca, de María Jesús Toro, ambientada en la
Tabarca de mediados del siglo XX, en pleno despegue turístico.
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