miércoles, 4 de octubre de 2023

Ladakh-Leh 2

Hay que visitar Ladakh una vez en la vida. Es una región remota en el noroeste de India y la menos habitada, con un paisaje asombroso, montañas increíbles de la cordillera del Himalaya, valles con antiguos monasterios, templos y palacios. 

Hasta 2019, Ladakh era una región del estado de Jammu y Cachemira. En agosto de ese año, el Parlamento de la India aprobó una Ley de Reorganización por la cual Ladakh se convirtió en un territorio de la Unión India el 31 de octubre de 2019. Enclavada en las altiplanicies del Himalaya entre las fronteras de la India con Pakistán y China, Ladakh es un lugar muy especial.

Tras la invasión de Tíbet por China, Ladakh es el sitio donde se resguardan las tradiciones budistas más auténticas y ancestrales. Una cultura y una forma de vida que se ha mantenido a lo largo de más de mil años en sus monasterios. Precisamente por esto se la conoce como "la pequeña Tíbet". 

Salimos temprano desde el aeropuerto de Delhi hacia Leh, capital de Ladakh, en uno de los vuelos más impresionantes del mundo. A través de las ventanillas del avión se podían ver, a lo lejos, las cimas del K2, Nanga Parbat o Gasherbrum. Después de los trámites de aduana, traslado al hotel y descanso para aclimatarse a la altura de Leh (3.500 m). Hay que evitar cualquier actividad física por lo menos las primeras 24 horas. Durante los primeros días la elevada altitud puede provocar insomnio, dolor de cabeza, insuficiencia respiratoria y pérdida del apetito. Así que es necesario hidratarse y llevar Gelocatil, por si acaso.



Por la tarde, paseo desde el hotel Yak Tail al centro de la ciudad. Nos metimos de lleno en el ‘Main Bazaar’, el bazar principal de Leh, a los pies del palacio, donde tiendas, puestos de frutas y verduras en la calle, cafés y restaurantes, dan vida a esta antigua ciudad caravanera de la Ruta de la Seda que iba desde la India en el sur, hasta Yarkand y Kasghar en el norte, Lhasa y el Tíbet en el este, y Cachemira, Pakistán o las antiguas ciudades de Samarkanda o Bujara en el oeste. Pero todo terminó cuando el gobierno comunista chino hacia 1949 cerró los pasos del norte. 
Regreso temprano al hotel para descansar, pero a las 4,30h de la madrugada nos despiertan los cantos de los rezos de los musulmanes e hindúes y a partir de las 7h se escucha el mantra budista “Om mani padme hum”.


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