Los colosos de Memnón
Las dos estatuas sedentes de Amenofis III tienen 18 metros de altura y son uno de los primeros monumentos que se visitan a la llegada a Luxor.
Para su construcción utilizaron bloques de gres, por su significado mágico y espiritual, que trajeron de la cantera de la montaña roja, a 700 kilómetros de Tebas. Los colosos carecen de rostro y corona.
Existe una leyenda que habla de los cánticos de uno de los colosos al amanecer. Estos sonidos matutinos fueron interpretados como los lamentos o lágrimas de rocío que profería la diosa Eos por su hijo Memnón, rey de Etiopía, asesinado por Aquiles durante la guerra de Troya.
Según cuentan, frente a esta bucólica interpretación de los sonidos existe una explicación más plausible que apunta al terremoto que asoló el terreno en el año 27 a.C. y que agrietó la estructura del coloso, por cuyos huecos el viento silbaba dulces melodías.
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