sábado, 6 de junio de 2020

El viaje

-¿Cómo frenas así? Casi salgo por el parabrisas. ¡Qué barbaridad!
-¿No llevas puesto el cinturón de seguridad?
-Sí. ¡En qué estarías tú pensando!
-No te ha pasado nada. Tranquila.
-No te distraigas. ¿No has visto a esa señora?
-Siempre voy atento a la carretera. Déjame en paz.
-Tú dirás lo que quieras, pero no eres el mismo de antes. Te ha cambiado el carácter. Estás avinagrado.
-No puedo dejar de pensar en ello. El mes pasado todo estaba en orden y ahora estoy sin trabajo. ¿Qué voy a hacer? Solo sé trabajar. No tengo edad para que me contraten en otra empresa.
-¿Y eso te impide mirar hacia delante? ¡Vaya viaje me estás dando!
-No teníamos que habernos comprometido a ir a esa cena.
-De acuerdo, pero baja la velocidad que nos vamos a estrellar.
-Son unos esnobs. Mi mundo ya no pertenece a ese ambiente.
-Enseguida te cansas de todo. Hasta ahora no te habías quejado. Todo te molesta. ¿Qué quieres, qué quieres?
-No te lo había dicho, pero me miran con pena. Parece que tengo una enfermedad contagiosa.
-¿Cómo puedes decir eso? ¡Con todo lo que te han apoyado mis amigos!
-Dices bien, tus amigos. Esos que solo se miran a sí mismos. Cuando todo va bien, perfecto. Pero ahora que les he pedido ayuda para encontrar un trabajo nuevo, me dicen que no me apure. Que todo se arreglará. ¡Por Dios! No me apetece ver a esa gente.
-Nos han invitado y vamos a ir. ¿Qué haces? ¿Por qué paras?
-¡Hala! Me bajo. Toma las llaves.
-¿No vas a ir, entonces? ¡Ahí te quedas!


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